A mi hermano que nunca se rinde!
De hospital y escayola
fue tu infancia escaldada,
de momentos de angustia,
de tu familia angustiada
Tú en la cama tendido
sin entender qué pasaba,
y con tu madre postrada,
conteniendo sus lágrimas
De hospital y escayola
y de veranos sin playa,
de flores marchitas,
y de flor deshojada
Más te sobreviviste a ti mismo,
y forjaste tu alma
sin rencores, ni envidias,
con pasión renovada
Llegaste en tu impedimento
hasta tus cotas más altas,
siempre fiel a ti mismo,
Don Quijote de la Mancha
En tu nobleza agradeces,
sin mirar a tu espalda
y le devuelves al niño,
lo que perdiste en tu infancia