Cada tanto, sin quererlo
Te escribo versitos sueltos,
Los escribo en la vereda,
En la cama y en la pierna.
Los escribo de parada,
De sentada o para arriba,
O de costado inclinada
Sobre el borde calentito
Del fondo de tu barriga.
Cada tanto, despacito,
Salgo corriendo de noche
Y me pongo a hacer las compras
Sin querer o por quererlo,
Demasiadas cosas juntas
Que no ayudan al cerebro.
Cada tanto sin quererlo
La luna se pone nueva
Y me mira desde lejos
Sobradora y querendona
Sin perdonarme el secreto
De verme sola y sin tino
O con alguien que no estimo.
Cada tanto y de repente
La luna se pone vieja
Y se esconde entre las nubes
Mientras yo me quedo ciega.
Cada tanto y sin quererlo
Los amigos me recuerdan
Años de tiempos pasados
Donde todo era desierto,
Con cosas que no funcionan
Si vos estuvieras cerca.
Y el peso de alguna culpa
Que no sirve para nada
Me revuelve las entrañas
Mientras me pongo mimosa.