Definitivamente.
Cuando yo esté dormido, definitivamente, saltaré del olvido cayendo en el presente como aquél caminante que va dejando huellas en todos los senderos.
Adiós diré a mis años, a los que haya cumplido, y en páginas inversas se inscribirá mi nombre comenzando de nuevo el cumplimiento.
Me han de llevar consigo, donde quiera que vayan, atrapados de angustias por querer despertarme y mis ojos sellados no abrirán nuevamente.
Como sombra perpetua de sus cálidos días estaré gravitando en sus conciencias, a flor del pensamiento, pasando mucho tiempo sin que vuelva el olvido.
PABEDIZ…