Ya no me detengo en detalles,
ellos vienen por mí.
Ya no tengo que dar explicaciones,
hay algo más sensato que hablar sin quererlo.
Siempre yendo por donde se asome el sol
y me abrace con sus atardeceres de verano,
de esas tardes que permanecen,
esas tardes que con cerrar un poco los ojos,
se hacen notar....
A más tardar, la sal del mar
nos vuelca en la magia efímera,
imposible de desvanecer.
La claridad con la que te ves,
el suspiro de tu interior,
el alma libre y dichosa...
Eso dice el mar cuando lo tocás.
El conjunto de colores en el cielo,
el arena espejada,
el reflejo de las nubes,
y todo sueño parecerá torpe.