Ella,
sueña despierta,
brillan sus pupilas,
es tierna su mirada,
desliza sus pies,
camina descalza,
no le teme
a las espinas,
cada segundo,
vive su vida,
entre jazmines
y malvones,
por las noches,
deja volar
su imaginación,
sonríe ilusionada,
y un ángel azul,
con buen augurio,
deposita una flor
sobre su almohada,
ella,
bien lo sabe,
es otro corazón,
que late por ella,
y al llegar
la madrugada,
corre mansamente
las blancas sábanas,
y en la cama
alborozada,
luce su encanto,
de mujer enamorada.
Víctor Bustos Solavagione