Y caen las hojas secas de aquellos árboles,
que una historia tuvieron... que abandonan lo viejo.
Y el claro sol que antes hubo, al desvanecerse,
deja los recuerdos tirados en su sombra.
En el mar del cielo se muestran aún los barcos,
que navegan en busca de su escrito destino.
Han de chocar pronto para arrojar su lágrimas,
y aquel dolor hará crecer flores nuevas.
Las noches se envuelven en un tono frío y gris,
dejando a los perros viejos aullando a la luna.
Se escuchará, en el silencio, una melodía
que ni el mismo silencio podrá escuchar.
Y entre todas las gélidas almas que descansan,
mi ardiente alma derretirá su tranquilidad.
Y mirando, siendo ceniza de agua, el cielo;
Moriré viendo luz, tu luz... mi debilidad.