Querido mío:
Sé que estas triste
y no puedo adentrarme en tu alma
para aliviar el tormento que oprime tu pecho.
Estás triste y desde aquí lo presiento,
veo nubarrones grises que envuelven tu corazón
y lo sacuden formando tormentas
que como ríos caudalosos
llevan borrascas de amarguras,
para dejarlas verter por tus pupilas
y llorar en soledad lágrimas de melancolía.
No trates de ocultarme tu desdicha
el viento mensajero así lo proclama
y yo aquí sin poder hacer nada.
Como he de aliviar tu tormento
si te siento tan lejano.
Si te sirve todo mi amor,
todo mi sentimiento,
si te sirve que yo viaje
en alas del silencio,
yo surcaré los aires
hasta encontrar el ave del paraíso,
que me trasportará a tu vera.
Quiero estar contigo
para besar tu frente, para beberme
cada una de tus lágrimas con mis besos,
para cubrirte con mis caricias
y arroparte con el calor de mi cuerpo.
Quiero estar contigo
para liberarte de las cadenas del hastió,
para andar contigo los caminos
que aún no hemos recorrido.
Ya no más temores
ya no más miedos a la muerte…
¡Esa intrusa!
que se mete en cada recoveco
y agazapada espera su presa.
Esa presencia que se ha hecho insoportable
y no quiere salir de nuestras vidas…
A esa hay quedarle el materile
¡Toma mis manos ,amor de mis amores!
Manos que conservan el calor de mi afecto
para que nunca más vuelvas a sentir frio.
Tómalas que son tuyas …
Ellas tienen
la suavidad de la caricia
y todo el amor que te profeso.
Felina.