Donde todos están fritos,
para olvidar la Silueta del verdugo
no basta con mentir,
atacar el pensamiento,
arrancar las palabras
para callar el don de la vista.
La luz no puede encontrarme.
Ya no me importa
perder mi alma,
me importa
que no cumplas mi deseo.
Me llamas,
atraído Por el oro que pudre Mi alma,
hoy te uso de pretexto
para justificar las pesadillas
debajo del jardín,
sobre la cama,
dentro de mí.
¿Qué puedo dar para salvarme?
Miente con la voz de un ángel,
sonríe por el rostro de sus Víctimas.
el, sonríe para mí.