Le diré a mi madre que
mis cuencas manos han
de guardar mis lágrimas.
La sangre y sus afonías.
Le diré a mi madre que
ella heredará el arenal,
el aire impiadoso de la revolución y
mis señales de silencios.
Le diré a mi madre que
ella conquistará la templanza del sol,
que cantara aun desengañada.
Le diré a mi madre que
ella será acero ardiente.
Cuerda templada de
guitarra invocando sus raíces.