Los árboles cómplices involuntarios de amores y violaciones
Vuestras copas son cálidos velos de estos hechos
Frutos asilvestrados, que son por ende maltrechos
Los árboles bajo vuestras sombras crecieron las religiones
Las selvas, los bosques y los jardines
Todos forman un paraíso celestial
En ellos no hay pecado mortal ni venial
La bendita inocencia reina en sus confines
Los árboles invitan a juego
Ocultarse es un acertijo
Siempre que no aliente el fuego
El bosque es mi refugio
De la vida es el mejor testigo
Es su natural artilugio