Si por tanta idolatría
que yo pongo en tu aposento,
se hace grande mi agonía
y te llevo en cada momento.
¡Bendigo la suerte mía!
Si solo será en mi utopía,
que deba seguir tus pasos
y si una pizca de alegría,
la encontraré en tus ojazos.
¡Bendigo la suerte mía!
Si aún con ésta melancolía,
que tu me ves ahora
y si nunca llegara el día,
que sea yo quien te adora.
¡Bendigo la suerte mía!
Si aún con esta rebeldía
mis dedos no te han tocado
y toda esta osadía
no desemboca en pecado.
¡Bendigo la suerte mía!
Autor. versos finitos