Hoy me siento afortunado.
- Dime ¿cuál es la causa?
- Por encontrarte y hablarte.
- Pero eso está prohibido
a las niñas recatadas.
- Mis palabras son tan puras
como aguas del arroyo
o caricias de la brisa.
- Si es así, sólo unas pocas,
que no afecten mis sentidos.
- Sólo decirte las cosas
en mi pecho prisioneras.
- No comprendo ¿cómo es eso?
Las palabras no se atrapan.
- Sí. También se atrapan los sueños;
ellos son como los vientos
que nos llevan a los puertos.
- Cómo quisiera viajar
en esos barcos de sueños.
- Es fácil; te guiaré.
tan sólo dame tu mano,
y tu frente para un beso.
- No, no puedo, es vedado.
- Entonces, te lo robo
y lo guardo en mi santuario.
- ¡Qué has hecho!
Ya mi vida es diferente;
no es lo que era ayer.
- ¿Eso es malo, eso es bueno?
- No lo sé. Sólo sé que soy distinta;
como ves, ya no soy virgen.
Me has besado.