La noche se mueve intensa
y el amor tiembla en la boca
en el oleaje de las olas
en la desintegración de las horas.
Que luna redonda
tienen tus ojos
y tu mirada de almíbar,
que antojo inmenso
reflejarme en tus pupilas
para convertirme en verso
o bolígrafo en tus manos
que conocen la piel de las rimas
y yo aquí sedienta
de luna, de noche, de palabra
y solo un silencio se avecina.