Era un día de esos tétricos, llovía, el pavimento mojado se veía aún mas gris, los edificios aún mas altos, y esa posa de agua bajo mis pies se convertía en río que me incitaba a saltar y yo ahí parada a la orilla miraba mi reflejo y cómo aquella imagen imitaba mis movimientos, era tal el realismo que dudaba quien era quien, era un día de esos en que hasta el más feliz se hunde en la pena, la culpa, en el remordimiento, era un día de esos en que la tristeza andaba libre, libre buscando almas que cazar