Nunca yo he de poder, aunque quisiera,
saber que representa el ser humano,
en este laberinto cortesano
donde todo parece una quimera,
un falso silogismo cartesiano.
Tampoco los filósofos lo saben,
ni quien dice intuir por qué el destino
un día te introdujo en el camino
con final macabro. Y que así acaben
estos días de rosas y de vino.
Recurso a la creencia o a la ciencia,
buscando siempre a un dios en tu interior,
son excusas para un buen predicador,
que tratan de decir tengas paciencia.
o algún iluminado o un impostor.
Desde San Agustín hasta hoy en día,
Santo Tomas y todos los conversos
sólo creo que dios está en mis versos
a los cuales rindo pleitesía
esperando que así florezcan tersos.
©donaciano bueno
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