Yo soy como ese, como tú, ni más ni menos,
como el chico que te cruzas por la calle,
a cuestas con sus trinos con sus truenos.
La diferencia se encuentra en el detalle
que es la forma de labrar nuestros terrenos.
Todos somos, aunque algunos presumidos,
de la charca, cenagal, los renacuajos,
del cielo de dios, los ángeles caídos,
balando ovejas, cencerros sin badajos,
de ese arte de gritar meros bufidos.
Llevando al hombro las penas y miserias,
tú lo mismo que yo o incluso el presidente,
de aquí para allá. Somos monos de ferias
vagando por un trayecto inconsistente
un poco más, poco menos que bacterias.
E incluso usted y usted y usted, no se rían
señor ministro o persona de abolengo,
que a más de gusanos nunca llegarían.
Todos, de quien sea que hizo, somos devengo,
meras herrumbres de pernios que chirrían.
©donaciano bueno
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