Es mi templo tu cuerpo, venerable y sagrado,
que visito con ansias, con enorme fervor,
que me inclino besando su contorno adorado
implorando que aleje de mi vida el dolor.
Es tu pelo la estola que cobija mi cuita,
y tu boca la copa de pureza y de amor,
tu mirada los rayos, con su luz tan bendita,
que fulgura divina con su regio esplendor.
A las firmes columnas de tus muslos de diosa
le confío mi credo, del amor que me llena,
y se cubren mis sueños con tu voz melodiosa,
invadiendo mi espacio con su nota serena.
El candor de las hostias de tus besos de fuego,
me permiten que vaya, con mi fe a comulgar,
y mis grandes ardores, en tu altar los despliego,
buscando la manera me puedas perdonar.
El suspiro solemne que despide tu aliento,
es perfume venido del jardín del edén,
misterioso se expande con incienso de adviento
proclamando a los cielos, de pasión su vaivén.
Al llegar a tu vientre, de fulgor sacrosanto,
un tributo le rindo con mi frente inclinada,
ya que siento en el alma, que me cubre su manto,
con gracia tan suprema de santa apasionada!!
Autor: Aníbal Rodríguez.