Desde que nacemos, soñamos nuestro libro de vivir.
Yo, para seguir escribiendo mi libro de vivir,
solo necesito querer como quiero.
Mi querer.
Me encanta la vida y me encanta vivirla, pero;
no quiero más raíces que las que me da el viento.
Achaco al paso de los años vividos el enfriamiento que sufro de muchos sentires del día a día.
Ahora maldita la gracia que me hace ser competitivo con nada ni con nadie.
Hace apenas unos años pensaba que competir era vivir.
Ahora he vuelto a disfrutar de tiempos y sabores de mi infancia que ya tenía perdidos.
Bien esta que se me equilibren las fuerzas de las ansias perdidas con las del redescubrir sensaciones olvidadas.
Supongo que no soy el único que percibe este sentimiento de ir perdiendo y al mismo tiempo ir ganado.
Trato de entender el porque, cuando en realidad no hay nada que entender.
Me hago viejo al tiempo que más sabio, y la verdad;
no tengo ninguna prisa por llegar a mi tope en ninguna de las dos cosas.
Todo lo que me tenga que llegar,
llegara sin que yo le meta prisa.
Esto es la vida, nada más que la vida.
Mi vida.