Se enamoró del aroma que dejo su cuerpo,
Al amanecer, cuando el sereno cubría la madrugada,
Su olor se dispersaba, como el limonero al viento,
Y se iba llenando como la luz en el día.
Se enamoró como el águila de su presa
Y fue imposible cruzar la montaña,
Siempre te buscaba, como el caminante perdido su estrella,
Como mis dedos buscan inútilmente las notas armónicas en mi guitarra.
Se enamoró y era más pequeña,
Se comparó con el tiempo que se había ido en mi cuerpo,
Y fue nostálgico su silencio,
Su cansancio de mis palabras que buscaron su oído.
Se enamoró de mi soledad
Y quiso ser mecánico para componer esta máquina del tiempo,
Y de mis palabras también, cuando de ella era libre...
Yo la ame, como se aprecia la libertad por vez primera.
Su sencillez, su pasión y la visión del mundo,
Fuiste como mi jardín en un sueño prohibido,
Donde te contemple, donde camine tus senderos,
Y cansado... tú me ofreciste el aroma de la vida.