Justo en medio de la noche, como ladrón que vigila a su víctima,
llegó acechante el insomnio hasta mi alcoba,
sigiloso caminó hasta mi almohada y sin piedad atacó al sueño que tan
placidamente me abrazaba.
Me hizo abrir los ojos y rogarle compasión, ¡tantas veces supliqué que me dejará!
pero inútiles fueron mis ruegos, cuanto yo mas lo pedía, él mas a mi se aferraba.
¡Yaaaaaa! Fue mi grito desesperado.
¡aléjate de mi! Repetí severas veces...
Todo fue en vano.
Ahora la noche poco a poco se despide de su calma
y muy lejos el ruido mundano se empieza a escuchar.
Se que en poco me tendré que levantar, reincorporarme, salir a escena
y ser parte del drama de la vida; no habrá tiempo para perder, el reloj no se detiene,
las responsabilidades no se dejan esperar, la vida sigue su curso.
Debo fingir que no pasó nada, ocultar el ultraje a mi descanso
y vivir las consecuencias de la visita del LADRÓN DEL SUEÑO.