Me traslado a su dimensión
allí
donde todo es condena
me reparto entre su oído
y mis voces muertas
la madrugada nos observa
como un decorado enfermo
y el sueño es vacío
la almohada
una cárcel oportunista
¿cuantos pulmones desperdicio
en el entierro de mis temores?
sólo se que
un cuarto apuñalado
de imágenes sueltas
intranquilas
bulliciosas
amparadas por quien sabe
asaltan mis palabras
anegadas en el centro de la luna
ellas sólo giran alrededor
de un universo deforme
y de mis ojos se aleja
el sacrificio de mirarme en el espejo
porque es desde su reflejo que mi letargo
no es más que un lenguaje hecho trizas.