Bailar contigo en amapolas,
en las adelfas del río,
al norte con el brillo
en la orilla de Cupido,
al ser por suceder.
¡Qué bello es bailar contigo, al son de la música, al ritmo del latido de tu corazón!
Abrieron en mí las puertas
del caído, de su haber.
Te cogí como mío
manchado y turbïo.
Mañana un nuevo anochecer.
¡Qué bello es bailar con el recuerdo, al son del sonido de tu silencio, al ritmo de la nada!
Cabalgué a un lugar vacío,
con las rosas de mi pecho.
El recuerdo se fue al olvido
y el olvido a mi recuerdo.
De irse, a no volver.
¡Qué bello es bailar solo, al son de mi desdicha, al ritmo de mis lágrimas!