Esa ausencia persistente convertida en tropiezos, relaciones sórdidas, Insomnios, resentimientos, que se alimentaba de sí misma, restando tu vitalidad, desarraigando el amor por ti mismo; esa ausencia que parecía haber derrotado tu espíritu el cual se aferraba una y otra vez a salir de la penumbra, sin importar el estado laberíntico de tu mente; esa ausencia que tomaba vida con tu miedo, llegará el día, aunque no lo visualices, aunque no lo creas, en que se anule de tu existencia por el simple hecho de reconocer que es tu maestro más grande, y cuando llegue ese día, en que aceptes sus lecciones, en que revises cuantas veces rehusaste a aprender y comprendas que era una sola prueba, y aceptes que el miedo era tu único obstáculo, ese día llegará la verdadera presencia de una energía enigmática a deshierbar tu corazón oculto, y darás nombre a cada lección , como la gratitud, como la compasión y ese poder misterioso te inundará a través de la mirada de alguien que vivió tu misma ausencia, y te dirá que la esperanza de encontrarte le mantuvo en pie. Esa presencia acompañará tus nostalgias de ayer para dejarlas ir juntos. Formarán un vínculo tan firme como sus anhelos, enlazarán sus energías para construir el barco que los lleve a casa de vuelta y en el camino sabrán que el amor no era un mito sino el destino y trayecto al cual los llevó aquella ausencia, su maestro.