Dicen que el tiempo cura lo vivido;
mas se apagó mi sol, y donde duermo
ya fosforece un aguijón de yermo
bordado de mujer...¡dolor sentido!
Muerto en tu corazón ahora estoy,
el ala de mi amor que tanto alegra,
tiñóse de tus labios, mi alma negra
se pierde sin saber a dónde voy.
Yo, que pretendo ser mortal poeta,
no supe encaminar tu corazón
y ya cansado estaba el eslabón
de ser cadena, y llora cual trompeta.
Aquí quedó mi lánguido poema,
rodando como vehemente dado.
Yo soy mal hombre... ¿He sido perdonado?
¡Jamás...! Mujer, mi verso es un blasfema.
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David John Morales Arriola