Diosa del mar, soberana de las aguas
que entre lienzos de virgen te encubres
olas te son por cabellos, olas de azabache
que se deslizan cual cascadas sobre tus hombros
En tus ojos la luz de la alborada se refleja
te divisa el marinero y se enamora;
tus dientes de coral, por nariz un faro,
y el aire cálido de la tarde por aliento
Te vi en la tierra del tótem, tierra norteña
donde el pájaro que vuela también nada,
donde el oso hace su guarida,
y el águila erguida alza vuelo.
Te vi allí donde la serpiente tiene plumas,
donde el águila se posa sobre el cactus,
en tierra mística de pirámides regias,
tierra labrada donde el rey Azteca duerme.
Te vi en alta mar, en medio de la nada,
donde las olas salpicaban mi suspiros;
esbelta sobre una roca
rodeada de un cortejo de sirenas
Sonreías, como niña soñadora,
me perdí, en el hechizo de tu sonrisa.
Vestías un manto de rubíes,
y un zafiro cubrió tu cuerpo
¡Espera! ¿Cuál es tu nombre?
¿osas charlar con los mortales?
¿de donde eres? oh, niña hermosa
devuélveme el corazón que me has robado.
Vivirás en mi recuerdo, sonriente y pulcra
con tu traje de rubíes, y dientes de coral
te ansiará mi mente al caer la tarde,
al morir el sol en el horizonte y arribar la noche.