Mis besos parecen pequeñas lápidas
en tus labios
desgarrando sombras al amanecer.
Besos dados
acumulados en infinita cadencia
como la marea
uno tras otro
sin mas razón que ese deseo
mío solo mío
de amarte
gravitante de tus ojos
de ese cuello de suave curva
eclipsado en cada luna
de tu cielo negro.
Mis besos
sedientos, aventureos
clavados en puñales
en miradas hastiadas
extraordinarios besos
dados al filo del péndulo
por que el día amanece vivo
y la noche muere
por mis besos dados
para que tus labios se abran húmedos
fértiles, vivos, deseosos
absolutamente solos.