Me quedé sin sombra.
Después de momentos de cierta brillantez,
me surge un ahora de penumbra dormida.
En pocos días he dejado de interesarme por las letras que antes me cosquilleaban en los dedos.
Ayer, sabía expresar hasta el sentimiento de mis sombras, hoy,
no sabría distinguir la diferencia entre la inexpresividad de las huellas de mi rostro y las marcas cansinas de las huellas de las suelas de mis zapatos.
Me quedé sin sombra, y siento como si me quedase en pelotas.
Y en estos momentos de desnudez, soy un tipo apagado del que hasta su sombra se separa a gusto.
Sé que el soñar o no soñar es cosa del dormir o no dormir, y que a veces hasta es cosa del tiempo despierto.
Será por eso, por llevar un tiempo despierto y sin sueños, por lo que me quedé sin sombra,
y además; que más da.
Ya volverá cuando se canse de andar por ahí perdida sin mi compañía.
Y qué importa sino vuelve, a fin de cuentas, a estas alturas de mi vida, ya anduve por ahí muchas veces sin sombra,
así que; sino vuelve, andarán perdidas por mis dedos las letras, sílabas y poemas.
Y bien están, si están perdidas ya no son de mi uso. Ya no se usarlas.