Francisco Gaitan Downs

DUELE ADMITIR UN ERROR.

DUELE ADMITIR UN ERROR.

 

Donaban, su familia traslado al bar  

aquella cantina triste donde nadie iba,

al calor de los tragos sonreía

y a su esposa reprendía.

 

entre risas y recuerdos

a sus hijos abrazaba,

recordando el amor que sentía

y la felicidad que tenía.

 

en la mesa de una cantina

donde compartía con amigos,

sin saber que los mismo hombres

a su mujer enamoraban.

 

a su hija miraban

mientras, él soñaba

en una nube rosa

con sonrisas fingidas por el alcohol.

 

su hija estaba enojada

y con euforia sin dudar le pedía a su padre   

que a su casa quería ir

y lleno de enojo con un conocido la mando.

 

Su mujer no hablaba

y el otro niño con una mirada

comprendía, que si no se callaba

a dormir lo mandaban.

 

después de varias copas

de una noche de felicidad,

con las bolsas bacillas

decidieron caminar.

 

llegando a casa con ganas de dormir

con ganas de seguir,

encontraron su bella hija llorando sin control,

viendo a su padre, no comprendía por que

mientras disfrutaba del alcohol

el amigo de papá le rompió su corazón.