Discuto con la soledad
que abriga mis manos,
tienen frio y en ellas hay
un cierto desgano.
No es que estén carentes
de alimentos, es que necesitan
sentirse apretadas por las tuyas.
Hoy he mirado al alba
y quiso acurrucar a un gorrión
llorando y no lo hizo porque en su trinar
hacía bulla y la estaba molestando.
No creo en ese sentimiento…
que uno pueda llevar,
que solo lo puedas dar
con requerimiento…
El alma se da, el corazón se entrega,
el sentir te late y el deseo te llega
cuando menos lo sientes venir.
Se ofrece la vida y sus componentes,
pero nunca he podido brindar
lo que se hace así inconsciente.
La vida me ha hecho entender
que como el aire que susurra la espalda
y que el pelo te mueve y lo miras
como se acelera, así debes dar
y entregar a quien de verdad
en la vida te quiera.
Hoy me equivoqué con el alba
y se entristeció mi alma.