Volabas como pájaro libre,
mecida por corrientes de viento,
acariciándote como el aliento
que siempre acompaña al placer.
Volabas como una cometa,
tan sensual y coqueta
que las nubes sentían envidia
y soñaban con ser
un fino velo para tu piel.
Volando entraste en mi vida
haciendo que ese mismo día
florecieran las macetas de mi balcón,
se llenase de luz el patio interior
y el cariño se acomodara
en nuestra habitación.
Ese mismo día
tu boca era un amanecer,
la mía una madrugada
Juntas, se fundieron en un beso
al despuntar el alba
La fragancia de tu cuerpo
impregnó toda la casa.
Sí. Desde ese día
no me atrevo a salir a la calle,
no quiero dejar de abrazarte
ni por un instante.
Tengo miedo de que al volver
hayas hecho tu nido
en otra parte,
condenando mi existencia
de nuevo al desastre.
No quiero ni pensar en la ausencia
de tu delicada presencia ...
Volando entraste en mi vida.