AFÁN CONSTANTE
Eterna el alma buscando perdones
y el pasar del tiempo entre tantos goces
viviendo a prisa y que no escucha voces
que exhortan al bien a los corazones.
Incierto el volar de las golondrinas
tras la marcha de veranos que quedan
sin vida, cuando otros inviernos llegan
cubriendo de hosco, nubes diamantinas.
Hierven los cienos y áridos cristales
anhelando una redención distante
y el ansiar del bien sobre tantos males.
Y en raso vacuo cierne la serpiente
al ancho del orbe en su afán constante
sembrando el germen del mal en la mente.
Lebusla, 19-04-16.-
Derechos Reservados