Ahora mismo me ataca una extraña enfermedad llamada desamor, supongo que es una clase de gripe mutante o algo por el estilo como un virus que se expande por todo mi cuerpo y que no se como curar.
Lleve mi caso a muchos especialistas, doctores, psicólogos, neurólogos, psiquiatras, etc. Nadie pudo ayudarme.
Recurrí a las operaciones internas, operaciones cardíacas, pulmonares, cerebrales, incluso me sometí una autopsia, ¡nada de nada!
En mi desesperación escuche mis propias voces, “¿Qué es lo que te pasa?”, respondiéndome a mí misma que algo malo pasaba conmigo, algo que me deja los siguientes síntomas:
Ojos llorosos (es más lágrimas se escapan sin control).
Alma y corazón partidos.
Dolor de recuerdos.
Fiebre mental y sentimental.
Escalofríos en todo mi ser.
Supongo que después de analizarlo por algunas horas, llegue a una respuesta, no sé si poco creíble, no sé si estúpida, ¡pero mierda que era una respuesta!, algo que nadie me dio antes, de mi cerebro comenzaron a brotar los siguientes pensamientos:
“No estas rota, no estas partida, sólo estas adolorida, sí la lluvia limpia las calles de basura, entonces llora y limpia la porquería que te dejaron de más, sí recuerdas vives de nuevo por lo que piensa sólo en las cosas importantes, cosas que valgan la pena de verdad, la fiebre pasa con una bebida fría, yo prefiero la cerveza y en cuanto a los escalofríos, es suficiente con cobijarte en los brazos que te aman, ya sean los de alguien más o los tuyos, pues la soledad es la ilusión que ayuda a encontrarte cuando te pierdes”.
Después de meditar todo eso, me di cuenta que la cura está en mí, no la encontraría en el periódico matutino, ni en el pronóstico del tiempo, mucho menos en mi sopa de fideos o en mi malteada de chocolate.
Pasaron los días y aun no me curo por completo, pero esta gripe mutante se alivia poco a poco y aunque aún queda mucho por esfumarse, mis ojos ven belleza, donde antes había basura.