John morales

¡Un grito desesperado! (soneto en endecasílabos sáficos)

Ahora, daos prisa hermanos míos,

gritad por vuestra herida voz tan fuerte,

que ni siquiera una canción de muerte

se espante al palpo de los recios fríos.

 

Mortales gritos, que en los polvos labras

y ese lacónico cantar que a veces

de soledad esférica remeces,

al son de un cruel diptongo en las palabras.

 

¡Ya...hermanos míos!. Ya podéis pintar

vuestra garganta y vuestro vil madero:

menesteroso sacrificio austero.

 

¡Ahí se vienen...!. Todos a gritar:

«¡Vivan las voces de los mil caídos!».

Y calmaremos luego, estos latidos.

 

 

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David John Morales Arriola