Si con llorar amargamente se solucionaran los problemas, que fácil sería la vida. Si pudiéramos ahogar en un vaso de licor las desdichas y las penas, olvidando para siempre todo lo que nos agobia y aqueja, que fácil sería!
Si pudiésemos cerrar los ojos, deseando con vehemencia no haber cometido los errores del pasado, volviendo atrás para corregirlos, y al abrir nuevamente nuestros ojos, encontráramos que se hicieron realidad nuestros deseos; que simple y fácil sería la vida!
Si pudiésemos huir a un mundo de fantasía, donde no existe lugar para el rencor y la envidia, y donde sólo hay espacio para las personas buenas, y no para aquellas llenas de odio y lujuria; sería tan fácil vivir.
Pero no es así, no es para nada fácil!
No vivimos en un mundo de cuentos, de princesas inocentes y príncipes honorables. No tenemos paladines formidables ni bienhechores amables. No es así. La vida está llena de sufrimiento, de odio, envidias y celos. Llena de miedos, terrores y maldiciones. Nacimos por amor, pero con mucho dolor. Y el dolor es nuestro único seguro compañero en el largo camino, de donde con dolor partiremos. El único momento en el que nos libremos de nuestro dolor, será cuando ya hayamos muerto.
No es nada fácil vivir la vida, y es bueno saberlo....