¿No te parece obvio,
que sutil se atreva, la matiz de tu blanquidez,
enrejar mis desalientos, por avivar mi sed,
por volverme resurrecto?
¿No te parece obvio,
las ganas de mis besos, a vivir en los bordes de tu talle
y a una orilla de tu vientre?
¿No te parece obvio,
que los cantares me acobijen en su seno?
¿Que no te parece obvio?