“Escribo invariablemente triste,
a la soledad, al abandono, al adiós.
Escribo para mi porque de esa manera
me redimo de mis conflictos internos,
mis sentimientos encontrados.”
Me dije una noche:
“olvidarte”
y acoté toda palabra,
toda frase que te nombre.
Le censuré a mi mente
todo sueño, toda imagen,
todo aquello que te recuerde.
Dejé de lado los astros,
todos los paisajes,
colinas, valles,
cada geografía,
mi simple universo.
Me dije:
Cada pájaro que vuele
será solo un ave
que se pierde en el horizonte.
El celeste
será cielo invariablemente
y no habrá nada
que me hable de tu cuerpo.
de tu aroma fragante de violetas,
ni de tu sonrisa clara y abierta…
¡No! cada flor será flor
y cada cereza solo será cereza.
Ninguna fruta será labios tiernos,
carnosos, indiscretos, sensuales,
boca entre abierta,
pechos,
voz de los mares:
sirena…
Ya ves,
me dije una noche:
“olvidarte”
y el resultado ha sido este,
aquí me tienes
invariablemente...
(recordándote)