Jesus Benages

Y SUCEDIÓ.

Reunió toda la rabia que pudo acumular a lo largo de una vida desde el día que tomó conciencia, un niño abierto, con el dilema de la existencia incrustado en su coRazón, su mirada y su esfuerzo por existir entre la gente, aplacando el abismo de su respiración, hablando mucho y sintiendo más, tiritando aliento en la búsqueda de un alma concreta en un cuerpo abierto como el suyo, sin saber que todo ése amor estuvo y está absolutamente imbuido en cada cosa y persona conocida, desaparecída o por venir.

Y sucedió; estuvo y se nos fue a los dos el tumulto celestial de la paradoja hecha una simple entrega en un sólo beso, tras cientos de momentos hablando con la misma mirada profunda con que va ganando a cada instante el universo a la nada.