Junto a los cielos quebradizos,
Debajo de este mundo
Deambulan incesantes
Las secuelas de su nombre.
Sus nítidos ojos miel
Penetran en el sonámbulo oleaje.
Aturden la implacable noche oscura
Y embellecen el atardecer de primavera.
Los días orgullosos se tienden en su nombre
Y las horas gritan a coro cada una de sus sílabas.
El viento sopla y el aroma recita su persona
¡Que bueno es saber que su nombre esta aquí!