juan sarmiento buelvas
VIVENCIAS.
Cada vez que tu mirada reposa en mis ojos, siento la humedad de tus lágrimas correr por mis mejillas después de cada despedida.
Porque cuando esos recuerdos candentes regresan en el tiempo: vuelvo a sentir tu mirada preñada de amor y alegría.
Siento que cuando aprieto tus manos con mis manos me transfunden la poción que me hace sentir de nuevo la magia de ese amor que nos hizo olvidar de todo lo demás.
Que nuestras alocadas vivencias de esos días de torbellinos sin dirección quedaron atesoradas para estos días en que una primavera tardía se prolonga en nuestras vidas.
Aunque ningún mañana inevitablemente nos devolverá esos amaneceres inmortales; tampoco tendré que decirte adiós porque seguimos caminando bajo la luna de los eternos enamorados.
Y aunque el tiempo se nos escapa como se escapa el agua de entre los dedos: nos queda la dicha de haber vivido a plenitud desde el amanecer hasta cuando nos alcancen las sombras del ocaso.
Siempre nos quedaran endosados recuerdos,
Alegres, tristes, melancólicos,
Pero al fin recuerdos de un itinerario navegado en un mar por momentos mansos, por momentos tormentosos, pero con un faro dispuesto a guiarnos para llegar siempre a puerto seguro.
O porque de un amor sublime y tormentoso donde ardió la llama de la pasión siempre quedaron brazas para la reconciliación después de la tormenta.
Porque mientras la vida nos tenga… permaneceremos en la mismo barco,
Juntos en la mañana primaveral en que el sol sorprende a los colibríes deleitando el néctar de sus rosas,
Libres al medio día en que la brisa del verano revuelve con sus remolinos la tierra suelta y la junta con las hojas secas en el aire,
De la mano por la tarde de otoño en que los tórtolos se acurrucan en su percha para pasar juntos la noche de fría escarcha.
Abrazados por la noche nuestros cuerpos como abraza la nieve la tierra en Invierno cubriéndola con su manto blanco como seda virgen hasta que lleguen los tibios amaneceres en que regresan las aves a entonar sus mejores trinos.
Tal vez este sea el último poema que te cante antes de que nos sorprenda la noche botando anclas en una lejana playa en medio de mudas palabras y ciegas miradas en la interminable noche de los enamorados inmortales.