En la grisácea tarde de otoño
Cuando las hojas caen como protestando
Cuando la frigidez del viento habla sin engaño
Una tarde la encontré
Sumida en el silencio, como buscando en el tiempo
Como reclamando al viento
Envuelta en mil pesares
Bañada en cruel tormento caminaba lento
En una primavera alegre y diáfana
Alguien con sencillez y ternura infinita
Su amor le entregó confiado en su sonrisa
Soñando en la felicidad futura
Grabaron en el cielo sus nombres
Cantaron en coro sus ilusiones
Se entregaron sin reservas
Mil promesas escribieron en sus corazones
Un día con firmeza y frialdad pasmosa
Le dijo ella ruborosa
Que todo fue una ilusión, que nunca hubo amor
Que del sueño despertó
Acongojado y triste como un beodo caminó
Por mil vericuetos su vida llevó
De tanto llanto su corazón se secó
Hoy deambula solitario como una sombra.
Cuando ella sus ojos a la realidad abrió
Aterrada vio su error
Que con orgullo y soberbia
Había despreciado al verdadero amor.
Hoy camina lento y con pasos perdidos
Buscando el amor que con orgullo abandonó
Pues ése corazón que antes la amó
Hoy es como un tronco que el tiempo secó.
Cusco, Abril del 2015