Era un forastero errante.
Al sur del cielo a las millas
por doquier bramante.
De pistola una alforja.
De plata y frio la hebilla.
Más no baña la mar
cuan marinero.
Y no cubre la tierra
cuan minero.
De carácter serenado,
no más que descarado.
A la derecha un cigarro,
y a la izquierda su talonario.
Además recién ganado,
pues había matado
a un herrador recién casado.
Eran buenos amantes.
¿No dije al principio que era errante?