Dejando a un lado las nostalgias y el romanticismo, veamos qué ocurre en el vecindario.
La gata de mi vecina
¡Dios, cómo se parece a ella!
Despierta su alma felina
ni bien se asoma una estrella.
Y, cada una por su lado,
salen a romper la noche
con el mayor desenfado
y sin el menor reproche.
Cuando la gente despierta
y se marcha a su trabajo
regresa, ya casi muerta,
la gata por un atajo.
Su dueña, en cambio, ha llegado
dando tumbos por la calle,
con alguien que se ha adosado
prendidito por su talle.
Duermen hasta el mediodía
y despiertan enojadas,
va reinando la anarquía:
terminan a las patadas.
Cuando se acaba el revuelo
comienzan a acicalarse
la felina con su pelo,
la señora va a ducharse.
Además de las manías,
tienen rostros parecidos,
ausentes las simetrías,
nariz chata, ojos hundidos.
No hay nadie que no lo note
dice el común de la gente,
a no ser por el bigote…
(el de la doña, obviamente)
Cuando la tarde se ahuyenta
y al verlas tomar su ruta
por lo bajo alguien comenta
\"a cual más loca y más p…\"
ACLARACIÓN:
Yo no soy ningún chismoso
lo que narro me lo dijo,
como un hecho indecoroso,
un vecino, un tal Armijo.
¿No será éste pariente
de alguien del mismo apellido,
que con su escrito reciente (*)
calentó hasta el aburrido?
(*) Lee todo en: Poema A TU CUERPO Y SUS DELICIAS…, de La Bruja Irreverente, en Poemas del Alma http://www.poemas-del-alma.com/blog/mostrar-poema-387929#ixzz46bMyN82l
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(Imagen de la web)