boris gold

AFERRADO A UN SUEÑO

El día era diáfano, luminoso y con una temperatura ideal, se daban todos los ingredientes para que mi deambular fuera realmente satisfactorio, cargo mi ánimo con la mejor buena voluntad que puedo, cierro la puerta de mi casa y me lanzo de lleno a disfrutar, de las cosas lindas con que me puedo encontrar.

Levanto la vista y a la distancia lo veo venir a mi encuentro, no discrimino a nadie pero los linyeras me deprimen sobremanera, pienso que nadie lo es porque si, seguro que los argumentos que tienen para serlo serán por demás dramáticos.

Este así a lo lejos, no se diferenciaba de los que había visto antes, pero cuando se acercó un poco más, lo primero que observé fue su estrambótica figura.

Brotaba de toda su persona una tristeza muy particular, sus ojos tan hundidos y apagados hablaban solamente de fracasos y desengaños, se para a mi lado pidiéndome un cigarrillo, mientras estiro la mano haciéndome eco de su pedido, me quedo con la misma estirada y mi vista “penetrando” su baqueteada camiseta, no por la falta de higiene, sino por la figura que tenía estampada en ella: ¡UN PRESERVATIVO!.

No se que me pasó después de esto, pero ya no tenía ganas de alegrar el paseo como lo hago siempre, con todas las cosas que veo a mi alrededor, tenía la mente puesta en ese “personaje”, se me hacía que su pasado tendría infinidad de vetas dignas de conocer, por consiguiente al otro día salí a investigar más cosas sobre él.

La gente lo conocía de verlo pasar siempre por allí y eso era todo, así fue pasando el tiempo hasta que una tarde, veo a un anciano en la puerta de su casa y no se por que se me ocurrió, que él me podría dar algún dato esclarecedor sobre el “croto” de marras.

Y no me equivoqué, después de saludarlo y preguntarle si conocía a ese hombre andrajoso que  había visto caminando por ese barrio, me dijo que si, inclusive a su familia, pero él era diferente y nunca le hizo caso a nadie, ni siquiera a mi, que siempre traté de aconsejarlo…”pero con esas ideas que tenía” lógicamente tenía que terminar de esta manera.

Mientras tanto yo seguía sin entender nada, pero imaginé que dicho individuo terminó así por haber cometido algún ilícito, pero de todas maneras inquirí que macanas cometió para estar en ese estado, poniéndose un dedo en la sien y haciéndolo girar me contestó: está completamente loco…ERA UN IDEALISTA.

Al ver la expresión de mi cara me dijo, yo le voy a contar: él era un tipo de avanzada, no quería que el mundo fuese un calvario para los pobres, vivía acorde con las enseñanzas de Cristo, hablaba de igualdad y que todos éramos exactamente lo mismo ante el Señor, terminó preso por “zurdo”…ESTE NO ERA SU LUGAR.

Después fue parte de las grandes movilizaciones a favor de la justicia social, tan cara a sus sentimientos y apoyó a un “tal Perón” que se venía abriendo paso entre el pueblo, vino la revolución libertadora y nuevamente perdió su libertad, después se engancho con los muchachos igualitarios del “DI TELLA”, querían cambiar al mundo y se fueron a una comunidad hippie, los reprimieron y terminaron todos detenidos…ESTOS LOQUITOS IZQUIERDISTAS.

Pero él seguía pregonando hasta el cansancio que no hacía propaganda política, (ni siquiera estaba afiliado a ningún partido) su pregón permanente era la educación al alcance de todos, que el pueblo tenía derechos pero también deberes y que tampoco debiera haber impedimento para nadie en cuestiones de salud, por no tener medios…¡FUE CONDENADO POR TERRORISTA!.

Este vecino me sigue contando cosas que le fueron pasando al sujeto que nos ocupa, al llegar la democracia su alegría era infinita, pues consideró que ya estaba abierta la puerta a la esperanza, de verlas fructificadas en un país mejor.

Siguió con más ahínco ayudando en todo lo que estaba a su alcance, sin que la política tenga que ver en lo que estaba haciendo, cuidó enfermos en los hospitales, dio de comer al necesitado y siempre arrimando sus ganas en lo que fuere.

Por último iba con mil sacrificios hasta un barrio del conurbano bonaerense a darle una mano a  un cura villero que le daba de comer a un montón de gente.

Fue en esos días que recibió un telegrama de la empresa en que trabajaba (nunca faltaba a su empleo) lo despedían por haber pedido un pequeño aumento de sueldo, pues el que le pagaban apenas le alcanzaba para comer, concluyó su historia diciéndome “si me hubiera hecho caso”.

En ese momento sentí como una explosión en mi cabeza, me acababa de dar cuenta del significado DEL PRESERVATIVO EN LA CAMISETA DE ESE POBRE HOMBRE…

ERA EL SÍMBOLO DE ¡NUESTRA DECADENCIA!

Boris Gold

(simplemente…un poeta)