“Dialogando literariamente, en homenaje al idioma y al libro”
Señoras y señores y respetable público presente,
aprovechamos la ocasión para decir lo siguiente:
Placer poder entendernos, inteligible y naturalmente
a Dios gracias el lenguaje, festejemos expresivamente.
Es su efeméride en abril, a celebrar próximamente,
y no olvidaremos el día, el veintitrés exactamente.
Al libro y al idioma demos un manejo preferente,
recordemos sus raíces, de arraigo históricamente.
Lo decimos como alumnos, y preocupados discentes,
a pesar de la corta edad, entrando ya a adolescentes.
Son el libro y el idioma, dos aliados recurrentes
ni pensar en su divorcio pues no existe antecedente.
Y la lectura un ejercicio, un hábito consecuente
que debemos practicar muy diligentemente.
Hagamos un homenaje que sea solidariamente
a Don Miguel de Cervantes y a su Quijote valiente.
Sin olvidar a Andrés Bello y sus Silvas fecundamente,
o a otros tantos escritores célebres mundialmente.
Dentro de los que destaca en nuestro continente
un Gabriel García Márquez, como Nobel prominente.
Y por qué no decirlo, adicional y poéticamente
al estilo de un Neruda, con su paciencia ardiente
Benedetti, Vallejo y Borges aplauden efusivamente
a un Andrés Eloy Blanco, como connotado dirigente.
No dejaremos de nombrar a poetisas excelentes
es la chilena Mistral, y su Nobel no tan reciente.
Con Alfonsina y Sor Juana, recitando conjuntamente
y una Violeta Parra, en agradecimiento vitalmente.
Vaya también la ofrenda a tan múltiples fuentes,
donde se puede acceder y beber sabiduría suficiente.
Son los libros las naves para viajar mágicamente,
a lejanos mundos y mares, de forma instantáneamente.
Pensad que leer y escribir de una manera frecuente
os descubrirá nuevos mundos y os hará inteligentes.
Nada hay más hermoso que volar con la mente,
navegar con la imaginación y conocer nuevas gentes.
Y ya para despedirnos, un consejo finalmente
respetemos la ortografía, escribamos correctamente.
Los errores son descuidos que afean intelecto y mente
y nada peor para la gramática que un trato indiferente.
Para evitar tales males, os recomiendo encarecidamente
ante la mínima duda, el Diccionario es tu confidente.
Hagamos ese digno obsequio al abnegado docente
es la pedagogía su labor, nada mejor que lo aliente.
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