David Arthur

Un cuadro al óleo de magnificencia

 

 

Nubes amenazadores ensombrecen el cielo

sus lágrimas mis mejillas y labios mojen,

una campana repique la hora de vísperas,

un lamento en el inquietante tiempo plomizo

 

La tarde lleva su abrigo de invierno,

las hojas por el viento nefasto derrotadas,

algunas ahogadas en las aguas lóbregas,

reflejando las llamas de antorchas

 

A no llegar tarde camino a prisa sobre puentes gibosos,

del frío por mi manto de lana grueso abrigado,

con pasos rápidos llego a la plaza,

la niebla desliza con sigilo por el campanario

 

Mis pisadas apuradas en las calles empedradas,

delatando mi nerviosa impaciencia,

un perro ladra en la penumbra,

no de todo sabiendo el porque

 

Mi amigo el pintor me abre la puerta

 a su obra maestra en su taller me lleva,

un cuadro al óleo de magnificencia,

la inspiración de Jan Vameer van Delft

 

 

Sin palabras y fascinado

el encanto de su musa contemplo,

su mirada de inocencia y aprensión,

la luz de vela atrapada en su zarcillo de nécar