Carlos Yemel

Memoria alternativa

 

Puede que mi memoria, ya no sea una gloria.

Escuchábamos a Doria mientras subíamos en la noria.

Fuiste una amapola en mi Historia, Gritaste victoria.

 Ya no siento mi vida, la que tú me quitaste,! Escuchas escoria!.

Te mandaría a la Prehistoria, para que supieras, que es la soledad.

 Amover empezaste, para sacarme mierda, ofender a mucha gente hiciste,

Pero nada comparado con lo que me dijiste.

 

Creer fue mi perdición arder empecé.

Beber empecé para tu placer, dije que volveré, no te importo.

Me despreciaste.

 Tu imagen me impone, done en tu palma mi alma, veo en un mar en calma,

Tus ojos llenos de rabia.

 

 Aunque mis deseos, sean estar en tu lado, no me quieres ni ver, tales son los cabreos que te coges, que mi alma se encoge, moje mis lágrimas,

En tu traje de desprecio, y aun así no me viste.

 Me levante y me arroje, en la única locura donde pude buscarte.

!Y sorpresa te encontré!.

 

Ironía cruel, encontrarte donde nunca imagine buscarte.

Pero la manera, en que me heriste, ¿hasta qué punto me destrozaste?.

Lo bueno e inocente, que tuve te lo llevaste, ¿Qué viste en mí?.

 Tan auténtica, tan fuerte es la sensación, del odio recorriendo mi interior,

Como grandiosa era la devoción, que en el pasado almacené, confiándote mi amor.

 Tuve que tomar una acción, pero no la escuchaste, me llamaste cabrón y te respondí que eras un putón.

 Se te acelero el corazón,

Se te puso la cara colorada,

los ojos se te dilataron,

Y una ostia me lleve,

Con un recuerdo, OLVIDAME,

 Dije que iría, te prometí,

que volvería,

mentí, no volví, me fui,

para no volverte a oír.

 

El eco de tus burlas, alimenta la mecha de mi apasionado rencor, e imagina sueños tormentosos.

Ojala me hables y por supuesto que estés en un cable, y que te de un arrebate y que te quedes sin corazón el que tu te llevaste.

 A tu pellejo pecador, tú que te presentabas como un quijote salvador, y en realidad.

Eras una flor seguidor de tu señor

Mas si lanzas fueran mis miradas, crucificado todo tu cuerpo caería y ni siquiera, las alimañas más dañinas te tocarían; tal es el sentimiento que me inspiras, el temor que me lamentas, el dolor que vuela como tu desprecio, la furia que me domina, es tal que quiero que pises una mina y que vueles asta China.

 Y que da rienda suelta,

a mi corazón revuelto, a mi inabarcable desprecio,

No te quiero ver ni abierta a mi sentimiento.

 No puede haber perdón, por parte de esta hoja que el temporal destruyo.

Y por hoy se termino.

                                                                                                                                         Escrito por Carlos Yemel 

 Dedicación a Gerciano el nombre más bonito que hay

Dedicación al chulo de Bat del grupo de Historia