Alfredo Santino

El aullido

La mañana es callada, sin luz, casi estática

y el cachorrito aúlla lleno de soledad

Su aullído es como un llanto desesperado

como una súplica ciega

y mientras más ciega mas poderosa

y más rica en millas, kilómetros y leguas.

 

La duda, al otro lado del mundo,

escuchó su voz y se horrorizó.

Buscó  escondite en el corazón 

de un hombre vestido de traje y corbata

quien corría mirando su reloj.

 

Cae la bolsa de valores:

El hombre se lanza de un séptimo piso.

 

Pero el perrito sigue aullando

persistente como un mantra.

Con su súplica devota 

sacude los cimientos de la tierra.

Finalmente muere de viejo, 

con los ojos opacos.

Su aullido continúa orbitando el planeta,

una y otra vez cada día

viendo al alba seguida del crepúsculo

a la velocidad de un millón de suicidas por aullido.