Pedazo a pedazo deambula el alma,
vuelta añicos rueda como basura que mueve el viento
mientras llora su mutilación en silencio, y segundo a segundo,
como la llama que porta el pistilo, se va consumiendo.
Poco a poco el ama muere en descontento,
los que antes la cuidaban, se han tornado contra ella,
lento, muy lento se agota y ya a nadie le importa.
Junto con el ocaso, el alma se dispuso a encontrar la noche,
sentada debajo de un árbol, ya en la dejadéz,
Lento, muy lento, comenzaron a caer las hojas
y así, lento, muy lento, el alma se fue durmiendo.