Tras el cesar de la lluvia la fresca humedad y el olor a tierra mojada inunda la estancia, charlaban amenamente Rossi y Jesùs como grandes amigos, quien les veìa pensarìa que se trataba de una linda familia, sin embargo recien acababan de conocerse debido aquel sorpresivo vendaval que les llevo a guarecerse en aquella fuente de soda, se despidieron con un hasta pronto en la mirada.
Rossi vive un mundo de apariencias en el hogar, todo esta en su lugar menos ella, cuantas veces ha presentido que su vida se repite en una constante de una absurda rutina, solo sus hijos abarcan la totalidad de su universo como sus mas grandes y eternos amig@s, la llegada de su esposo la saca de sus pensamientos, -hola, ¿preparaste la cena?, ¿y los niños?, -hola, tu cena esta en el micro y los niños duermen -voy a caminar un rato, -espera debo decirte que ya se inicio el divorcio y esta semana voy a mudarme a otro lugar, y èl piensa en silencio (es lo mejor esto ya no es vida para ninguno de los dos, tenemos derecho a otra oportunidad en la vida), sin decir palabra Rossi toma su abrigo y cubre su cuerpo por completo, sale a la calle y deja su rostro y cabellera libres ante la brisa que le acaricia suavemente las mejillas, ahora su mente esta en blanco cual libro de vida que inicia a partir de ese momento.
Mientras tanto Jesùs comparte una vida con la mujer que siempre le ha amado cariñosa y madre perfecta de sus hijos, la cual se entristece al ver que nada puede hacer ante los constantes cambios de humor de Jesùs que profundizan cada dìa mas su inconformidad ante el mundo que le rodea, un dìa es igual al otro en un perfecto horario para todo nada falta en el hogar, quizàs falta el amor que esta en el ambiente y mas de una vez Jesùs lo siente por todo y por todos, en especial en aquellos momentos en que èl es tal y como quiere ser, al expresar su mundo lleno de hermosas melodìas que desaparecen otra vez como por arte de magìa.
y la vida continua...