No digas que se han muerto ya los besos
tan sensuales, sonrojos de mi boca,
ni que crispan los cánticos aquellos
cuyas notas las tuyas siempre anotan.
Tu promesa es tenaz…mi amor severo,
jamás los tiempos crueles nos ahogan
pues sabemos sembrar lirios al pecho
con raíces volátiles muy hondas.
¡Oh, cisne besucón...mi vals opimo,
tú me excitas cual Luna a las mareas
tan solo con un trago de tus vinos!
¡Parece que la misma primavera
celebra en su salón las nupcias nuestras
y que bebe la miel de nuestro nido!